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6 formas de enfrentar el desánimo en cuarentena

¿Bajones emocionales en el encierro? ¡Abrázalos!

Hace unos días me sentí sin la energía que me caracteriza… Mis días consistían en correr de un lado a otro, en medio del trabajo, compromisos sociales y escapadas “recreativas” al teatro, al cine, a un museo… Es verdad que como buena introvertida adoro mis momentos de soledad, de paz y de silencio, pero algo me pasa últimamente… creo que extraño la relativa “seguridad” que otorga la rutina.

Antes me sentía mucho más activa y mucho más acompañada de mis amigos, de mi familia… Aunque entiendo que para muchos la comunicación virtual no resulte tan gratificante, es verdad que para mí no es del todo nueva, ahora vivo en Nueva York, pero antes estuve de viaje en muchos otros lugares y me las arreglaba para establecer comunicación a larga distancia con mis padres.

Sin embargo, hoy me descubro envuelta entre sentimientos nostálgicos y una sensación de ansiedad por el futuro. He hablado con algunas amigas y todas se dicen afectadas de alguna u otra manera: algunas se sienten con poca energía, a otras les está costando lidiar con esa convivencia familiar ininterrumpida, hay quienes incluso, han revivido algunos malos ratos del pasado y se sienten un poco extrañas… ¿el factor común? Las cuarentenas.

En medio de una larga reflexión que me tenía de capa caída, tomé aire y me tranquilicé. Entendí que soy una suma de todo: a veces puedo estar muy alegre y motivada,  pero otras tantas he estado desanimada y no tiene nada de malo. No tendríamos porqué exigirnos estar al 100% en una situación tan particular como la que estamos pasando, tampoco tenemos la certeza de qué sucederá el día de mañana… sin embargo, sí podemos canalizar estos “bajones” para darles un buen cause que modele nuestro presente.

Analizar lo que nos duele en estos momentos de encierro obligado es una gran oportunidad de crecimiento. Es practicar la “resiliencia”, ese sofisticado término que invita a observar un momento difícil para darle la vuelta y preguntarse cómo aprovecharlo para salir más fuerte. Te dejo 6 consejos que me han servido mucho:

1- Dale un sentido a lo negativo

No tengas miedo de sentirte mal, incómoda o nostálgica. Dale la bienvenida a esa parte de ti y decide qué quieres hacer con ella. El abrazar nuestras emociones, miedos o sombras puede traer a relucir episodios pasados que al llegar al presente comprendamos de otra forma, ¿cómo los interpretas hoy? ¿Qué aprendizaje te dejaron? ¿Quedan cosas por resolver? Es muy sanador darles una vuelta y “trabajar” sobre nuestra historia personal.

2- ¡Convérsalo!

Si te sientes decaída confía en las buenas personas que te rodean para conversar, verás como te aportan nuevas perspectivas. Habla de lo que te ocurre, exterioriza tus sentimientos sobre los pensamientos que te atormentan. Siempre encontrarás a alguien de confianza que empatizará contigo y te brindará su apoyo… y si aún no aparece escribe en tu diario esas sensaciones…

3- Haz introspección

Conéctate con tu historia y observa algún momento difícil que puedas traer al presente, ¿cómo superaste aquello en el pasado? ¿Cómo puedes conectarlo con quien eres ahora y con quien quieres ser a futuro?

4- Planifica desde otro lugar

No te sientas culpable porque “dejaste de hacer…” Tomarse un pausa también puede ser productivo. Hay que aceptarse y reinventarse en este realidad que no tiene nada que ver con el aceleramiento cotidiano.

5- ¡Escribe!

Nunca me cansaré de dar esta recomendación. Si la cuarentena tiene un para qué, plasma en el papel lo que aprendiste de tu vida ahora, ¿qué cosas sientes?, ¿qué necesitas?, ¿con quién quieres estar más cerca (o más lejos)?, ¿qué aprendiste?, ¿qué te da miedo y cómo te sientes al enfrentarlo hoy? ¡Atrévete a encontrar un nuevo sentido!

6- Repasa y vuelve a lo esencial

Pregúntate ¿quién era yo antes de la cuarentena?, ¿quién estoy siendo ahora? Y la más importante, ¿quién quiero ser cuando la puerta de mi casa se abra de nuevo?

¿Tienes algún otro consejo que te haya funcionado?

¿Bajones emocionales en el encierro? ¡Abrázalos!

Hace unos días me sentí sin la energía que me caracteriza… Mis días consistían en correr de un lado a otro, en medio del trabajo, compromisos sociales y escapadas “recreativas” al teatro, al cine, a un museo… Es verdad que como buena introvertida adoro mis momentos de soledad, de paz y de silencio, pero algo me pasa últimamente… creo que extraño la relativa “seguridad” que otorga la rutina.

Antes me sentía mucho más activa y mucho más acompañada de mis amigos, de mi familia… Aunque entiendo que para muchos la comunicación virtual no resulte tan gratificante, es verdad que para mí no es del todo nueva, ahora vivo en Nueva York, pero antes estuve de viaje en muchos otros lugares y me las arreglaba para establecer comunicación a larga distancia con mis padres.

Sin embargo, hoy me descubro envuelta entre sentimientos nostálgicos y una sensación de ansiedad por el futuro. He hablado con algunas amigas y todas se dicen afectadas de alguna u otra manera: algunas se sienten con poca energía, a otras les está costando lidiar con esa convivencia familiar ininterrumpida, hay quienes incluso, han revivido algunos malos ratos del pasado y se sienten un poco extrañas… ¿el factor común? Las cuarentenas.

En medio de una larga reflexión que me tenía de capa caída, tomé aire y me tranquilicé. Entendí que soy una suma de todo: a veces puedo estar muy alegre y motivada,  pero otras tantas he estado desanimada y no tiene nada de malo. No tendríamos porqué exigirnos estar al 100% en una situación tan particular como la que estamos pasando, tampoco tenemos la certeza de qué sucederá el día de mañana… sin embargo, sí podemos canalizar estos “bajones” para darles un buen cause que modele nuestro presente.

Analizar lo que nos duele en estos momentos de encierro obligado es una gran oportunidad de crecimiento. Es practicar la “resiliencia”, ese sofisticado término que invita a observar un momento difícil para darle la vuelta y preguntarse cómo aprovecharlo para salir más fuerte. Te dejo 6 consejos que me han servido mucho:

1- Dale un sentido a lo negativo

No tengas miedo de sentirte mal, incómoda o nostálgica. Dale la bienvenida a esa parte de ti y decide qué quieres hacer con ella. El abrazar nuestras emociones, miedos o sombras puede traer a relucir episodios pasados que al llegar al presente comprendamos de otra forma, ¿cómo los interpretas hoy? ¿Qué aprendizaje te dejaron? ¿Quedan cosas por resolver? Es muy sanador darles una vuelta y “trabajar” sobre nuestra historia personal.

2- ¡Convérsalo!

Si te sientes decaída confía en las buenas personas que te rodean para conversar, verás como te aportan nuevas perspectivas. Habla de lo que te ocurre, exterioriza tus sentimientos sobre los pensamientos que te atormentan. Siempre encontrarás a alguien de confianza que empatizará contigo y te brindará su apoyo… y si aún no aparece escribe en tu diario esas sensaciones…

3- Haz introspección

Conéctate con tu historia y observa algún momento difícil que puedas traer al presente, ¿cómo superaste aquello en el pasado? ¿Cómo puedes conectarlo con quien eres ahora y con quien quieres ser a futuro?

4- Planifica desde otro lugar

No te sientas culpable porque “dejaste de hacer…” Tomarse un pausa también puede ser productivo. Hay que aceptarse y reinventarse en este realidad que no tiene nada que ver con el aceleramiento cotidiano.

5- ¡Escribe!

Nunca me cansaré de dar esta recomendación. Si la cuarentena tiene un para qué, plasma en el papel lo que aprendiste de tu vida ahora, ¿qué cosas sientes?, ¿qué necesitas?, ¿con quién quieres estar más cerca (o más lejos)?, ¿qué aprendiste?, ¿qué te da miedo y cómo te sientes al enfrentarlo hoy? ¡Atrévete a encontrar un nuevo sentido!

6- Repasa y vuelve a lo esencial

Pregúntate ¿quién era yo antes de la cuarentena?, ¿quién estoy siendo ahora? Y la más importante, ¿quién quiero ser cuando la puerta de mi casa se abra de nuevo?

¿Tienes algún otro consejo que te haya funcionado?

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