Episodio 14:
Pasajera en tránsito
El ajetreo de los aeropuertos la hacía sentir, contrario a lo que ocurría con la mayoría de las personas, como si estuviera en casa. Si a algo estaba acostumbrada Pascualina en su vida era a viajar. Y ahora, mientras caminaba junto a sus hermanos por los pasillos del Aeropuerto Internacional de Ostende-Brujas se sentía más segura de lo que se había sentido en los últimos días. Y si de algo no tenía duda era que el ir a Cracovia era la decisión correcta. Podía sentirlo en lo profundo de su ser: Sybille la necesitaba. Había tomado la decisión de nunca más dejar de confiar en sus convicciones e intuiciones. Por lo demás, ser la primera ibrida la hacía sentirse de algún modo responsable de todo lo que ocurría en su entorno. Ludovico le sonrió al verla pensativa. Ella le acarició la cabeza y le devolvió la sonrisa. —¿Sybille es tu amiga? —preguntó él sin hacer aspavientos. —Sí. Y me está pidiendo que vaya por ella. —Y desconfías de Max. —No de sus intenciones, pero algo en su actitud no me da confianza respecto a —pensó dos veces qué era lo que la inquietaba del primo de Jan—… respecto a su capacidad de liderazgo. —Por su arrogancia —concluyó Ludovico. —Más bien por lo que trata de esconder tras su arrogancia —señaló ella sorprendiéndose de las ideas que surgían de su mente a medida que hablaba—, creo que Max utiliza esa arrogancia para esconder una tremenda inseguridad. Ludovico hizo un gesto de aflicción que extrañó a Pascualina. Ella lo miró en silencio con cariño, como preguntándole qué le pasaba sin necesidad de pronunciar palabras. —Siento mucho que tengas que acarrearnos —señaló él con tristeza. Ella abrió por completo sus ojos al escucharlo—. Lo último que quiero es ser un obstáculo para ti. —¿Obstáculo? —Ella sonrió, enternecida—. Lu, si hubiera querido que se quedaran en Brujas le hubiera pedido a Manfred que se quedara con ustedes. ¡Yo quiero que me acompañen! —Pero somos unos niños —dijo él. Pascualina se detuvo para escucharlo, permitiéndole una pausa para que encontrara las palabras para darse a entender—… No somos ni fuertes ni resueltos. No como tú. —¿No como yo? —preguntó ella con asombro. A pesar de estar en completo desacuerdo, le permitió a su hermano terminar de explicar cómo se sentía. —Sí, tú has viajado por el mundo y vivido miles de experiencias increíbles. Nosotros solo hemos seguido […]